Porque me lo merezco.-

Seguramente te has cruzado con la incómoda situación de creer que recibir una palabra de admiración hacia ti, un aplauso, un reconocimiento, un regalo, una palabra bonita, un piropo y sentir que no lo mereces. Si no te ha pasado pues a mi si!

Hasta hace tres años y medio, nunca me cuestioné si estaba de acuerdo con todo lo que tenía o lo que me daban era exactamente lo quería, pensé infinitas veces eso es lo que hay y no me quejaré, sin abrir una barrera para analizar si podía obtener más solo por merecimiento, y cuando alguien me decía "te lo mereces" mi primer pensamiento era, quizá! pero no con seguridad ni con amor y reconocimiento propio. Es por eso que la terrible decisión que tomaron los adultos en mi país en diciembre de 1998 y las consecuencias de esto tras 18 años, cambiaría el rumbo total de mi vida, mis decisiones y la proyección a futuro que tenía antes de eso.

Cuando pones en perspectiva toda tu vida, tus proyectos, las personas que amas y el futuro, es fácil entrar en pánico y en una profunda tristeza, sin embargo cuando te dejan claro que solo tienes una opción para rehacer tu vida en otro lugar o quedarte y sobrevivir... es poco el tiempo que tienes para meditar, yo me vi en medio del miedo de seguir arriesgando mi vida y mi seguridad a cambio de permanecer atada a los apegos, y fue así como decidí irme y centrarme en pensar que quedándome en mi país, ahorcaría cada milímetro de productividad que me quedaba allí y que paralelamente estaba afectando mi posibilidad de brindar una opción de seguridad económica para mis padres, por eso me fui con el alma rota, los ojos empapados y con una maleta donde debía recopilar mis recuerdos, mi corazón y la poca ropa que cupiera allí pero viva.

Venezuela es mi patria, mis raíces y el haberla dejado fue igual a separarme de mi gran amor estando  todavía enamorada pero a la vez sentí que ella también me dijo antes de que se cerrara el ascensor "Se feliz" y entonces a eso me dediqué! y hoy puedo decir firmemente que lo volvería a hacer, reconstruirme fue la más grande lección que aprendí de todo esto. Aprendí que nadie puede protegerme mejor que yo misma, que nadie hará por mi lo que yo debo hacer para sanarme, que sin importar nada ni nadie debía reconquistarme, que lo que tiene que pasar simplemente sucederá y que yo si lo merezco, me merezco la sonrisa, me merezco el abrazo, me merezco el amor y comenzar de nuevo en el camino correcto, pero para eso el primer paso fue aceptarme a mí misma, darme el tiempo que necesitaba para reorganizar mucho más que pensamientos y deseos; porque si, porque la vida me quiere y me quiere feliz.

Que tal si mañana luego de leerme, al despertar con tus pensamientos frescos te preguntas si estás dónde quieres estar? si hay algo por pequeño que te parezca que puedas hacer para estar más cerca de lo que quieres? y lo más importante que te preguntes si necesitas ayuda y que eso no te limite, sino que por el contrario te ayude a buscar dentro de ti a las personas adecuadas.

                                                                                                                      Yo pude hacerlo, tu también!
                                                                                                                                                                Eli 💜





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